martes, 19 de julio de 2016

De Amauta a Adán: Resumen y comentario

Ricardo Farra Barreda, mediante su articulo De Amauta a Adán, nos trata de explicar la relación entre José Carlos Mariategui y Rafael de la Fuente Benavides (Martín Adan), además de la influencia literaria que el primero pudo haber tenido sobre el segundo. Mariategui conversaba mucho con Martín, a pesar de la gran brecha de edad que había entre ambos (14 años) y lo diferente de sus ideas, se entendían bien y había entre ellos un ambiente cómodo.

En 1928 Mariategui cuenta en su reseña crítica sobre la Casa de Cartón que Martín Adán se definía como reaccionario, clerical y civilista, pero que la ironía de su obra decía todo lo contrario. Mariategui consideraba, por los conocimientos que había adquirido, que podía reconocer "las diversas unidades de sentido que conforman el quehacer literario," Por lo anterior, a pesar de lo que Martín pudiese decir, consideraba que este era un "símbolo de una juventud que se rebela a su modo contra una sociedad urgida de cambios estructurales, carente de ideas-fuerza que le permitan superar los males seculares". Mariategui, marxista confeso, trataba por todos los medios de convencer a Martín que, aunque no lo crea, sus ideologías eran parecidas. "un capcioso propósito reaccionario, lo conduce a un resultado revolucionario. Lo que él nos da, sin saberlo, no es el soneto sino el antisoneto" afirmó en una misiva. José Carlos, como defensor y difusor de Martín trataba de demostrar a aquellos que lo criticaban que "los impulsos estéticos que encienden la realización del poema, constituyen la única razón de acometer la publicación de esa maravillosa empresa humana llamada poesía, cúspide de la palabra en su acepción de obra de arte".

Mariategui y Martín hablaban sobre muchos temas, los cuales iban de lo personal a lo social, de temas serios como de alguno no tan serios, Martín no sentía ni consideraba muy importante la diferencia en sus pensamientos, ya que como escritor y persona, Mariategui siempre lo respetó y acogió, puesto que no solo le abrió las puertas de su casa, sino también las de Amauta, donde Martín solía publicar sus poemas.

Cuando Martín mencionaba en sus escritos el término "justicia social", Mariategui confundía el propósito doctrinal católico poco conocido en la Iglesia del Perú (debido a que este término era mencionado en encíclica Rerum Novarum) con una inclinación socialista. A pesar de que Martín se mostraba rebelde ante los actos de la burguesía, se mostraba un poco incrédulo sobre el denominado "paraíso socialista", por lo que no tenía dudas era en su profunda creencia en Jesucristo, Dios-hombre. Su escrito lleno de elementos vanguardistas cautivado por la realidad peruana sufrió un cambio entre 1928 y 1938. En esos 10 años, Martín renació en un nuevo escritor, más experimentado y más preocupado en construir un léxico agradable para realizar la lectura más placentera.






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