miércoles, 20 de julio de 2016

Detrás del pizarrón: Cuando el amor por enseñar lo puede todo

Esta película nos muestra la historia de Stacey Bess, una mujer que desde niña se refugió en los libros para olvidar los problemas familiares que la atormentaban, cuando Stacey es adolescente sale embarazada pero su novio se queda a su lado y la apoya en seguir sus estudios para que pueda convertirse en profesora. El verdadero reto de Stacey comienza cuando le designan su primer trabajo como profesora en una escuela ubicada muy lejos de los lugares que ella solía frecuentar, sin nombre y que además no tenía un edificio propio sino que se encontraba dentro de un refugio para personas indigentes, con problemas económicos, entre otros. Los niños de la escuela eran hijos de las personas que se refugiaban en el edificio. Al principio Stacey, acostumbrada a una vida familiar (conformada por su esposo e hijos) holgada y feliz, se incomoda mucho por el lugar que se le asignó e incluso intenta renunciar y darse por vencida, pero su pasión por la enseñanza y la simpatía que siente por los niños la motivan a seguir con su misión de enseñar a esos niños con el amor que merecen , incluso hasta dando de su propio bolsillo para materiales, comida (ya que muchos niños no desayunaban) y decoraciones para el aula. Así Stacey aprende una lección importante y deja una huella en la vida de esos niños, ya que no solo cumple una función instructora sino también como amiga de ellos, los apoya y aconseja en lo que puede, transmitiendoles valores, cultura y siempre recibiendo el apoyo de su esposo y sus hijos que la comprenden en todo momento.


Particularmente me sorprendió el modo de actuar de esta profesora y el apoyo que recibe por parte de su familia, toda la producción está basado en una historia real, lo cual hace la historia más conmovedora, en esta película se muestra la verdadera esencia de la docencia, no es por lo que ganes al enseñar sino por lo que damos que escogimos esta hermosa carrera, ser docente no es cosa sencilla y a pesar de que el Estado lo considere una labor simple y sin trascendencia, tengo la esperanza de que algún día los profesores recibirán lo que merecen. 

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